La calle es libre
























Es muy bueno y triste también, porque se trata de cómo las casas y los edificios fueron llenando el cerro y los niños no podían jugar. Y que las personas no dejaban que los niños y niñas jugaran. Me gustó cuando a los niños les hicieron un parque y tenían dónde jugar y lo que no me gustó es como, primero, las personas no les hacían caso y no les paraban y también que empezaran a contaminar el espacio natural donde los niños jugaban antes. Era muy bonito y había árboles y matorrales, pero después llegaron las casas y los edificios y quedaron muy pocos árboles.
Juan José La Rosa (9 años)

Editado por Ekaré.
Texto de Kurusa. Ilustraciones de Monika Doppert.
Nota publicada en la revista Tamboré nº 3.

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